Una obra que desprende el estilo inconfundible de los artistas, realizada en 1980, que representa un símbolo identitario de Sant Jordi.
La vivienda cuenta con una fachada que proyecta, en la parte superior, una imagen esculpida de San Jorge contra el dragón, y en la parte inferior, unas flores ornamentales realizadas en piedra que reflejan la esencia del ser humano y la belleza de la vida cotidiana.